sábado, 10 de noviembre de 2012

guerra civil de 1891



A partir del período de los denominados gobiernos liberales (1861-1891), la tendencia política imperante es reducir las atribuciones del Ejecutivo, tal como habían sido diseñadas en la Constitución del 33, ampliando gradualmente las del Parlamento. Durante la administración de José Manuel Balmaceda se produce un acalorado debate en torno a diferencias en la interpretación de la constitución. La controversia se centra en si el Congreso cuenta, o no, con las atribuciones necesarias para objetar la cartera ministerial del Presidente.

La postura del Congreso era que los parlamentarios podían exigir la dimisión de un determinado gabinete, si este no contaba con el apoyo mayoritario de los congresistas. José Manuel Balmaceda en cambio se oponía enfáticamente a dicha postura, que en su opinión sólo podía llevar a una dictadura parlamentaria, la cual no estaba dispuesto a aceptar. La radicalización e intransigencia de estas dos posturas antagónicas, abrirán el camino hacia e enfrentamiento armado. La discusión llega a tal punto, que en la práctica el presidente Balmaceda, pese a su resistencia debe cambiar en doce ocasiones la composición de su gabinete. Balmaceda quiere gobernar con el apoyo de un Partido Liberal unido en una única coalición, pero en la práctica la fractura del Partido Liberal significa la pérdida del control sobre el Parlamento. Un segundo elemento a considerar, es la oposición tenaz de un gran sector de la oligarquía que no comparte la política económica del Presidente. Considerada como un atentado a los principios del liberalismo económico, la propuesta del ejecutivo de invertir capitales nacionales en la explotación del salitre, es férreamente combatida. Finalmente está el fuerte resentimiento que Balmaceda causa entre los sectores conservadores ultramontanos, por su activa participación en la promulgación de las leyes laicas.



En este contexto, el 18 de octubre de 1890 el Presidente designa un nuevo gabinete liderado por Claudio Vicuña y Domingo Godoy, partidarios de la interpretación presidencialista de la constitución. Esta designación es leída como una provocación. Balmaceda, adelantándose a la reacción y con el fin de evitar reacciones adversas decide clausurar las sesiones extraordinarias del Congreso. La situación causa gran revuelo público, manifestaciones y enfrentamientos callejeros. El 5 de enero de 1891, Balmaceda firma junto a su gabinete un decreto manteniendo el presupuesto del año anterior sin consulta al Congreso, en vista de que éste ha aplazado su discusión. El Parlamento interpreta la situación como la proclamación de una dictadura y decide a actuar. Así, 70 diputados y 19 senadores de la oposición firman un acta destituyendo al Presidente y planteando que desde ese momento el Parlamento se hace cargo del poder Ejecutivo. El Presidente de la Cámara de Diputados Ramón Barros Luco, junto al Vicepresidente del Senado, Waldo Silva, y el capitán Jorge Montt deciden formar una junta de gobierno. La escuadra zarpa rumbo al norte bajo las ordenes del mismísimo Montt. Balmaceda decide resistir a toda costa y suspendiendo las garantías constitucionales clausura la prensa. Las fuerzas que apoyan al Congreso se concentran en el norte para controlar las riquezas de las salitreras y poder comprar el armamento necesario. Se producen sangrientos enfrentamientos cuando las fuerzas congresistas se apoderan de Valparaíso y se dirigen a Santiago. Las escaramuzas culminan con las batallas de Concón y Placilla. Dado el rumbo que toman los acontecimientos Balmaceda decide dimitir, asilándose en la legación argentina para luego quitarse la vida.

La junta a cargo del país designa a Jorge Montt como Presidente de la misma. Más tarde es proclamado candidato a la Presidencia de la República con el apoyo de los conservadores y la Convención Radical-Liberal. Asume la primera magistratura en diciembre de 1891.

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