Edad
Contemporánea es el nombre con el que se designa el periodo histórico comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad. Comprende un total de 222 años, entre 1789 y el presente. La humanidad experimentó una transición demográfica, concluida para las sociedades más avanzadas (el llamado primer mundo) y aún en curso para la mayor parte (los países subdesarrollados y los países
recientemente industrializados), que ha llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía históricamente la naturaleza, consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos naturales
que han elevado para una gran parte de los seres humanos su nivel de vida de una forma antes insospechada, pero que han agudizado las desigualdades sociales yespaciales y dejan
planteadas para el futuro próximo graves incertidumbres medioambientales
Los acontecimientos de esta época se han visto marcados por transformaciones
aceleradas en la economía, la sociedad y la tecnología que han merecido el nombre
de Revolución industrial, al tiempo que se destruía la sociedad preindustrial y se construía una sociedad
de clases presidida por unaburguesía que contempló el declive de sus antagonistas tradicionales
(los privilegiados) y el nacimiento y desarrollo de uno nuevo (el movimiento obrero), en nombre del cual se plantearon distintas alternativas
al capitalismo. Más espectaculares fueron incluso las transformaciones
políticas e ideológicas (Revolución liberal, nacionalismo,totalitarismos); así como
las mutaciones del mapa político mundial y las
mayores guerras conocidas por la humanidad..
La ciencia y la cultura entran en un periodo de extraordinario desarrollo y
fecundidad; mientras que el arte
contemporáneo y la literatura
contemporánea(liberados por el romanticismo de las sujeciones académicas y abiertos a un público y un mercado cada vez más amplios) se han visto sometidos
al impacto de los nuevos medios de comunicación de masas (tanto los
escritos como los audiovisuales), lo que les provocó una verdadera crisis de identidad que comenzó con el impresionismo y las vanguardias y aún no se ha superado.
En cada uno
de los planos principales del devenir histórico (económico, social y político), puede cuestionarse si la Edad
Contemporánea es una superación de las fuerzas rectoras de la modernización más bien significa
el periodo en que triunfan y alcanzan todo su potencial de desarrollo las
fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna se iban gestando
lentamente: el capitalismo y la burguesía; y las entidades políticas que lo hacían de forma
paralela: la nación y el Estado.
En el siglo XIX, estos elementos confluyeron para conformar la formación social histórica del estado
liberal europeo clásico, surgido tras crisis del Antiguo Régimen. El Antiguo Régimen había sido socavado ideológicamente
por el ataque intelectual de la iIlustración (L'Encyclopédie,
1751) a todo lo que no se justifique a las luces
de la razón por mucho que se
sustente en la tradición, como los privilegios contrarios a la igualdad (la de condiciones jurídicas, no la económico-social) o la economía
moral contraria a la libertad (la de mercado, la propugnada por Adam Smith -La riqueza de las naciones, 1776). Pero, a pesar de lo espectacular de las revoluciones y de lo inspirador de sus ideales de libertad,
igualdad y fraternidad (con la muy
significativa adición del término propiedad), un observador perspicaz como Lampedusa pudo entenderlas como la necesidad deque algo cambie
para que todo siga igual: el Nuevo
Régimen fue regido por una clase
dirigente (no homogénea, sino de composición muy variada) que, junto
con la vieja aristocracia incluyó por primera vez a la pujante burguesía responsable
de la acumulación de capital. Ésta, tras su
acceso al poder, pasó de revolucionaria a conservadora,consciente
de la precariedad de su situación en la cúspide de una pirámide cuya base era
la gran masa de proletarios, compartimentada por las fronteras de
unos estados nacionales de dimensiones compatibles con mercados nacionales que a su vez controlaban un espacio exterior disponible
para su expansión colonial.
En el siglo XX este equilibrio inestable se fue descomponiendo, en
ocasiones mediante violentos cataclismos (comenzando por los terribles años de
la Primera Guerra Mundial, 1914-1918), y en
otros planos mediante cambios paulatinos (por ejemplo, la promoción económica,
social y política de la mujer). Por una parte, en los países más desarrollados,
el surgimiento de una poderosa clase
media, en buena parte gracias al desarrollo del estado del bienestar (se entienda éste como concesión pactista al desafío de
las expresiones más radicales del movimiento
obrero, o como convicción propia de lreformismo social) tendió a llenar el abismo predicho por Marx y que debería llevar al inevitable enfrentamiento entre la
burguesía y el proletariado. Por la otra, el capitalismo fue duramente
combatido, aunque con éxito bastante limitado, por susenemigos de clase,
enfrentados entre sí: el anarquismo y el marxismo (dividido a su vez entre elcomunismo y la socialdemocracia). En el campo de la ciencia económica, los presupuestos
del liberalismo clásico fueron superados (economía neoclásica,keynesianismo -incentivos
al consumo e inversiones públicas para frente a la incapacidad del mercado
libre para responder a la crisis
de 1929- o teoría
de juegos -estrategias de cooperación frente al individualismo de la mano invisible-). La democracia
liberal fue sometida durante elperíodo de entreguerras al doble desafío de los totalitarismos estalinista y fascista (sobre todo por el expansionismo de la Alemania nazi, que llevó a la Segunda
Guerra Mundial).
En cuanto a
los estados nacionales, tras la primavera de los pueblos (denominación
que se dio a la revolución de 1848) y el periodo presidido por la unificación
alemana e italiana (1848-1871), pasaron a ser el actor predominante en las relaciones internacionales, en un proceso que se generalizó con la caída de los
grandes imperios multinacionales (español desde 1808 hasta 1898;ruso, austrohúngaro y turco en 1918, tras su hundimiento en la Primera Guerra Mundial)
y la de los imperios
coloniales (británico, francés, holandés, belga tras la Segunda). Si bien numerosas naciones accedieron a
la independencia durante los siglos XIX y XX, no siempre resultaron viables,
y muchos se sumieron en terribles conflictos civiles, religiosos o tribales, a
veces provocados por la arbitraria fijación de las fronteras, que reprodujeron
las de los anteriores imperios coloniales. En cualquier caso, los estados
nacionales, después de la Segunda
Guerra Mundial, devinieron en actores cada vez menos
relevantes en el mapa político, sustituidos por lapolítica de bloques encabezados por los Estados
Unidos y la Unión
Soviética. La integración supranacional de Europa (Unión
Europea) no se ha reproducido con éxito en otras
zonas del mundo, mientras que las organizaciones
internacionales, especialmente la ONU,
dependen para su funcionamiento de la poco constante voluntad de sus
componentes.
La
desaparición del bloque comunista ha dado paso al mundo actual del siglo XXI, en que las fuerzas rectoras tradicionales presencian el
doble desafío que suponen tanto la tendencia a la globalización como el surgimiento o resurgimiento de todo tipo de
identidades, personales o
individuales, colectivas., muchas veces competitivas entre sí (religiosas, sexuales, de
edad, nacionales, estéticas, culturales , deportivas, o generadas por una actitud -pacifismo
,ecologismo, altermundialismo- o por cualquier tipo de condición, incluso las
problemáticas -minusvalías, disfunciones, pautas
de consumo-). Particularmente, el consumo define de una forma tan importante la imagen que de sí
mismos se hacen individuos y grupos que el término sociedad de consumo ha pasado a ser sinónimo de sociedad contemporánea.
Modernidad: ruptura y continuidad
La
denominación "Edad Contemporánea" es un añadido reciente a la
tradicional periodización histórica de Cristóbal
Celarius, que utilizaba una división tripartita en Antigüedad, Edad
Media y Edad
Moderna; y se debe al fuerte impacto que las
transformaciones posteriores a la Revolución
francesa tuvieron en la historiografía europea continental (especialmente la francesa o la
española), que les impulsó a proponer un nombre diferente para lo que entendían
como estructuras antagónicas: las del Antiguo
Régimen anterior y las del Nuevo
Régimen posterior. Sin embargo, esa discontinuidad no parece tan
marcada para los historiadores anglosajones, que prefieren utilizar el término Later o Late
Modern Times o Age ("Últimos Tiempos Modernos",
"Edad Moderna Tardía" o "Edad Moderna Posterior"),
contrastándolo con el término Early
Modern Times o Age ("Tempranos Tiempos
Modernos", "Edad Moderna Temprana" o "Edad Moderna
Anterior"), mientras que restringen el uso de Contemporary Age para el siglo XX, especialmente para
su segunda mitad.
La cuestión de
si hubo más continuidad o más ruptura entre la Edad Moderna y la Contemporánea depende, por tanto, de la perspectiva.
Si se define la modernidad como el desarrollo de una cosmovisión con rasgos derivados de los valores del antropocentrismo frente a los del teocentrismo medieval (concepciones del mundo centradas en el hombre o
en Dios, respectivamente): idea de progreso
social, de libertad
individual, de conocimiento a través de lainvestigación
científica, etc.; entonces es claro que la Edad
Contemporánea es una continuación e intensificación de todos estos conceptos.
Su origen estuvo en la Europa
Occidental de finales del siglo XV y comienzos del XVI, donde surgió
el Humanismo, el Renacimiento y la Reforma
Protestante; y se acentuaron durante la denominada crisis de la conciencia europea de finales del siglo XVII, que incluyó la Revolución Científica y preludió a la Ilustración. Las revoluciones de finales del XVIII y comienzos del XIX
pueden entenderse como la culminación de las tendencias iniciadas en el período
precedente. La confianza en el ser humano y en el progreso científico y tecnológico se plasmó a partir de entonces en
una filosofía muy característica: el positivismo; y en los diversos planteamientos religiosos que van del secularismo al agnosticismo, al ateísmo o alanticlericalismo. Sus
manifestaciones ideológicas fueron muy dispares, desde el nacionalismo hasta el marxismo pasando por el darwinismo
social y los totalitarismos de signo opuesto; aunque las formulaciones políticas y
económicas del liberalismo fueron las dominantes, incluyendo notablemente la doctrina
de los derechos humanos que, desarrollada a partir de elementos anteriores, dio
forma a la democracia contemporánea y se fue extendiendo (como predijo un notable
estudio de Alexis de
Tocqueville -La democracia en América, 1835-) hasta llegar a ser el ideal más universalmente
aceptado de forma de
gobierno, con notables excepciones.
Sin embargo,
fue la evidencia del triunfo de las fuerzas de la modernidad lo que hizo que
precisamente en la Edad Contemporánea se desarrollara un discurso paralelo de crítica a la
modernidad, que en su vertiente más radical desembocó
en el nihilismo. Es posible seguir el hilo de esta crítica a la modernidad
en el romanticismo y su búsqueda de las raíces históricas de los pueblos; en
la filosofía de Arthur
Schopenhauer, Friedrich
Nietzsche y posteriores movimientos (irracionalismo, vitalismo, existencialismo, escuela
de Frankfurt); en los rasgos más experimentales del arte contemporáneo y la literatura
contemporánea que, no obstante, reivindican para sí la condición de
literatura o arte moderno (expresionismo, surrealismo, teatro
del absurdo); en concepciones teóricas como la postmodernidad; y en la violenta resistencia que, tanto desde el movimiento obrero como desde posturas radicalmente conservadoras, se opuso a la la
gran transformación de economía y
sociedad. Superar el ideal ilustrado de progreso y confianza optimista en las
capacidades del ser humano, implicaba una noción progresista y de confianza en la capacidad del ser humano que efectúa
esa crítica, por lo que esas "superaciones de la modernidad" fueron
de hecho nuevas variantes del discurso
moderno.
La "Era de la Revolución" (1776-1848)
En los años
finales del siglo
XVIII y los primeros del siglo
XIX se derrumba el Antiguo
Régimen de una forma que fue percibida por los contemporáneos como
una aceleración del ritmo
temporal de la historia, que trajo cambios
trascendentales conseguidos tras vencer de forma violenta la oposición de las
fuerzas interesadas en mantener el pasado: todos ellos requisitos para poder
hablar de una revolución, y de lo que para Eric
Hobsbawm es La Era
de la Revolución. Suele
hablarse de tres planos en el mismo proceso revolucionario: el económico,
caracterizado por el triunfo del capitalismo industrial que supera la fase mercantilista y acaba con el predominio del sector primario (Revolución
industrial); el social, caracterizado por el triunfo
de la burguesía y su concepto de sociedad de clases basada en el mérito y
la ética del trabajo, frente a la sociedad estamental dominada por los
privilegiados desde el nacimiento (Revolución burguesa); y el político e ideológico, por el que se sustituyen las monarquías absolutas por sistemas representativos, con constituciones,
parlamentos y división de poderes, justificados por la ideología liberal (Revolución liberal)
revolvucion industrial.
La revolución
industrial es la segunda de las transformaciones productivas
verdaderamente decisivas que ha sufrido la humanidad, siendo la primera la revolución neolítica que transformó la humanidad paleolítica cazadora y recolectora en el mundo de aldeas agrícolas y
tribus ganaderas que caracterizó desde entonces los siguientes milenios de
prehistoria e historia.
La
transformación de la sociedad preindustrial agropecuaria y rural en
una sociedad industrial y urbana se inició propiamente con una nueva y decisiva
transformación del mundo agrario, la llamada revolución agrícola que aumentó de forma importante los bajísimos rendimientos
propios de la agricultura tradicional gracias a mejoras técnicas como la rotación
de cultivos, la introducción de abonos y nuevos productos (especialmente la introducción en Europa
de dos plantas americanas: el maíz y la patata). En todos los
periodos anteriores, tanto en los imperios hidráulicos (Egipto, Mesopotamia, India o China antiguas), como en la
Grecia y Roma esclavistas o la Europa feudal y del Antiguo
Régimen, incluso en las sociedades más involucradas
en las transformaciones del capitalismo comercial delmoderno sistema mundial, era necesario que la gran mayoría de la fuerza de trabajo
produjera alimentos, quedando una exigua minoría para la vida urbana y el
escaso trabajo industrial, a un nivel tecnológico artesanal, con altos costes de
producción. A partir de entonces, empieza a ser
posible que los sustanciales excedentes agrícolas alimenten a una población
creciente (inicio de la transición
demográfica, por la disminución de la mortalidad y el
mantenimiento de la natalidad en niveles altos) que está disponible para el
trabajo industrial, primero en las propias casas de los campesinos (domestic
system, putting-out
system) y enseguida en grandes complejos fabriles
que permiten la división
del trabajo que conduce al imparable proceso de especialización,
tecnificación y mecanización. La mano de obra se proletariza al perder su sabiduría artesanal en beneficio de una
máquina que realiza rápida e incansablemente el trabajo descompuesto en
movimientos sencillos y repetitivos, en un proceso que llevará a la producción en serie y, más adelante (en el siglo XX, durante la Segunda revolución industrial), al fordismo, eltaylorismo y la cadena de montaje. Si el producto es menos bello y deshumanizado (crítica de
los partidarios del mundo preindustrial, como John
Ruskin y William
Morris), no es menos útil y sobre todo, es mucho más
beneficioso para el empresario que lo consigue lanzar al mercado. Los costos de producción
disminuyeron ostensiblemente, en parte porque al fabricarse de manera más
rápida se invertía menos tiempo en su elaboración, y en parte porque las
propias materias primas, al ser también explotadas por medios industriales,
bajaron su coste. La estandarización de la producción reemplazó la exclusividad y escasez de los
productos antiguos por la abundancia y el anonimato de los productos nuevos,
todos iguales unos a otros.
La
revolución industrial iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XVIII se
extendió sucesivamente al resto del mundo mediante la difusión tecnológica (transferencia tecnológica), primero a Europa
Noroccidental y después, en lo que se denominó Segunda revolución industrial (finales del siglo XIX), al resto de los posteriormente
denominados países
desarrollados (especialmente y con gran rapidez a Alemania, Rusia,
Estados Unidos y Japón; pero también, más lentamente, a Europa Meridional). A
finales del siglo XX, en el contexto de la denominada Tercera revolución industrial, los NIC o nuevos países industrializados (especialmente China)
iniciaron un rápido crecimiento industrial. No obstante, la influencia de la
revolución industrial, desde su mismo inicio se extendió al resto del mundo
mucho antes de que se produjera la industrialización de cada uno de los países, dado el decisivo impacto que
tuvo la posibilidad de adquirir grandes cantidades de productos industriales
cada vez más baratos y diversificados. El mundo se dividió entre los que
producían bienes
manufacturados y los que tenían que conformarse con intercambiarlos por
las materias primas, que no aportaban
prácticamente valor
añadido al lugar del que se extraían: las colonias y neocolonias (África, Asia y América Latina, tanto antes como después de
los procesos de independencia de los siglos XIX y XX).
ROMANTICISMO.
El Romanticismo es la superación de la razón como método de conocimiento, en beneficio de la intuición y el sentimiento compartido (endopatía). En
lugar de al individuo sujeto de derechos
universales, concibe a las personas singulares,
vinculadas encomunidades naturales: los pueblos (concepto cultural propio del romanticismo alemán -volk, pueblo, y volkgeist, espíritu del pueblo-) y las naciones (tal como la entendían los liberales franceses, lacomunidad
política basada en la voluntad). Si la Ilustración entendía que la reunión de los hombres
origina la sociedad, el romanticismo invierte los términos, negando la
existencia de un hombre en estado de naturaleza.
Románticos son tanto el tradicionalismo reaccionario como el nacionalismo revolucionario. Los primeros (Louis de Bonald, Joseph de Maistre) conciben el pueblo como una realidad histórica, anclada
en el pasado y cuyos miembros vivos no pueden decidir su destino ni arrogarse derechos que no tienen, como tomar decisiones
contra sus instituciones, costumbres y valores. Los segundos (Giuseppe
Mazzini) se atreven a cambiar el mundo y remover
fronteras seculares con tal de que incluyan a individuos de un único pueblo,
que deberá ser soberano, independiente de cualquier autoridad que no emane de
él mismo y libre para decidir su destino.
El prerromanticismo había surgido en la segunda mitad del XVIII (de Goethe,
o la novela gótica de Horace
Walpole), coincidiendo con el predominio del neoclasicismo, de modo que aunque uno es reacción contra el otro, hay
quien afirma que son dos fases de un mismo movimiento intelectual. La revolución se identificó con las
virtudes heroicas de la Antigüedad clásica expresadas pictóricamente en el
neoclasicismo de Jacques-Louis
David(Juramento de los Horacios. retratos de Napoleón).
La literatura
romántica se llenó de tipos literarios atormentados por las pasiones,
en lucha constante contra una sociedad que se niega a dar libertad al
individuo. Los ingleses Lord
Byron,Percy Shelley y Mary
Shelley representaron el ideal romántico no sólo en la literatura,
sino en su tempestuosa vida y temprana muerte. Otros autores románticos fueron
el francés Victor Hugo (que provocó en el estreno de Hernani una verdadera batalla campal entre los románticos y los
clásicos), el ruso Pushkin, el italiano Alessandro
Manzoni, el español Mariano
José de Larra o el estadounidense Edgar
Allan Poe. La exploración de las antiguas tradiciones
populares (el folklore) produjo recopilaciones
de cuentos como la de los Hermanos
Grimm, o la versión definitiva del ciclo mitológico
de Finlandia en el moderno Kalevala.
Nacida de la
evolución sombría de la última etapa de Goya, la pintura
romántica se inauguró en Francia con el escándalo de La balsa de la Medusa (Gericault, 1822),
debido no sólo a su técnica, sino porque fue interpretada como una metáfora del
hundimiento de Francia bajo el gobierno de Carlos
X. La
libertad guiando al pueblo, de Delacroix proporcionó el emblema icónico de la revolución. La música romántica, a partir de las últimas obras de Beethoven, se encuentra en Héctor
Berlioz, Nicolás
Paganini, Fryderyk
Chopin o Robert
Schumann, que superaron las convenciones del clasicismo musical con mayores libertades compositivas y acentuando los
efectos musicales sobre la forma. Giuseppe
Verdi o Richard
Wagner aprovecharon las enormes posibilidades de la música, y
sobre todo de la ópera como espectáculo total, para mover las emociones colectivas
con el nacionalismo
musical.
El idealismo
racionalista e ilustrado del criticismo kantiano se verá conducido al romanticismo por el denominado idealismo alemán de Fichte , Schelling y Hegel (quien identificará el espíritu absoluto con el Estado
prusiano). Su expresión en el derecho fue la Escuela
histórica del Derecho de Friedrich Karl von Savigny, quien propugnaba la necesidad de encontrar el verdadero Derecho Alemán, expurgando el a
su juicio extranjero e intruso Derecho
Romano.
Guerras
Revolucionarias Francesas y Guerras Napoleónicas
El equilibrio europeo buscado desde el Tratado
de Westfalia (1648) hasta el Tratado
de Utrecht (1714) caracterizó las relaciones
internacionales del siglo XVIII; superada la época de las hegemonías española (1521-1648) y francesa (1648-1714). Mientras Inglaterra
consolidaba su supremacía naval (que la permitió adquirir una red de enclaves
estratégicos en islas y puertos seguros en todos los océanos, además de su
penetración territorial en la India), en el contintente europeo, del que
prefería orgullosamente desentenderse cuando le era posible, procuraba mantener
el equilibrio entre los posibles bloques de potencias que amenazaran con
imponerse sobre los demás. El más obvio, formado por España, Francia y los
reinos italianos de la casa
de Borbón (vinculados por los Pactos
de Familia), no siempre fue efectivo. En Europa
Central, la rivalidad entre Austria y Prusia las neutralizó mutuamente; mientras que el ascenso del Imperio ruso benefició a ambas en los denominados repartos de Polonia. El Imperio
otomano, tras el fracaso del segundo sitio de Viena (1683), dejó de ser una amenaza para Centroeuropa y a lo
largo del siglo XVIII pasó a convertirse en una potencia declinante (el hombre enfermo de Europa), que perdía paulatinamente el control efectivo sobre sus
provincias periféricas.
Los
conflictos más destacados que se produjeron en el continente europeo fueron la Guerra de Sucesión
Austriaca, la Guerra
de Sucesión Polaca y la Guerra
de los Siete Años (1756-1763). En las colonias de ultramar, las guerras o las paces en
Europa sólo representaban un lejano marco para una competencia constante, que
sólo en algunos casos encontró cauces diplomáticos restringidos y temporales
(acuerdos entre España y Portugal sobre el territorio
de Misiones).
Guerras
revolucionarias y guerras napoleónicas
La
Revolución francesa fue vista por las monarquías (tanto absolutas como
parlamentarias) como un foco contagioso a extirpar, sobre todo tras el intento
de fuga
de Luis XVI (1791) y la llegada de los emigrados que
huían del Terror. El manifiesto de Brunswick (1792)
desencadenó las guerras revolucionarias: hasta 1815, siete coaliciones fueron
sucesivamente derrotadas por el ejército revolucionario francés, que impuso una
nueva forma de hacer la guerra: la GUERRA TOTAL,
basada en la movilización nacional de ingentes masas de hombres estimulados por
el patriotismo que se desplazaban velozmente; y en la imposición de bloqueos
comerciales. Inicialmente Francia se limitó a defenderse, pero tras la Batalla de Valmy (1792) pasó decididamente a utilizar la guerra como un instrumento de expansión
ideológica revolucionaria frente a la reacción.
El ascenso
de Napoleón Bonaparte desequilibró de forma definitiva el statu quo continental en beneficio de una clara
hegemonía francesa. En una década de guerras, desde la campaña de Italia (1796-1797) hasta la
formación de la Confederación del Rhin (1806), conquistó todos los pequeños burgos, señoríos y reinos sobrevivientes en
Alemania e Italia, y derrotó decisivamente a Austria (batalla de Austerlitz, 1805), que pasa a ser aliada, como lo era ya España.
Simultáneamente, la batalla de Trafalgar impidió el control hispano-francés de los mares,
necesario para la invasión a Inglaterra, que no pudo producirse. En 1807 se llegó a
un acuerdo con Rusia (Tratado de Tilsit) en lo que podía entenderse como un precedente de reparto de Europa en dos
esferas de influencia. Napoleón intentó destruir económicamente a Inglaterra con
el bloqueo continental, para impedir que los productos de la Revolución
industrial no accedieran al continente; pero los puntos débiles del proyecto
estaban uno en cada extremo de Europa: Portugal (opuesta desde el comienzo) y
Rusia (que reabrió sus puertos en 1810). La invasión de Portugal se convirtió
en una prolongada ocupación militar en España (Guerra de
Independencia Española, 1808-1814) con un
alto coste. La campaña de Rusia de 1812 fue todavía
más desastrosa pues, aunque se ocupó Moscú, las imposibilidad de mantener las
líneas de abastecimiento obligaron a una retirada en penosísimas condiciones y
jalonada de derrotas (Batalla de Leipzig, 1813) que condujeron
a la abdicación del Emperador, que aceptó retirarse a la Isla de Elba (1814)
mientras el trono de Francia era ocupado por Luis XVIII, hermano
del rey guillotinado en 1793.
El
equilibrio europeo se procuró restablecer con criterios legitimistas en el Congreso de Viena (1815), reponiendo a los monarcas de las casas
tradicionales en sus tronos, aunque el statu
quo anterior a 1789 nunca se recuperó. Incluso la vuelta de los
Borbones al trono de París se vio amenazada durante los cien días de 1815 en que Napoleón retomó el mando e intentó desafiar
de nuevo a las potencias coaligadas en la Batalla
de Waterloo, que supuso su derrota final y su
confinamiento en la isla
de Santa Elena. El recelo hacia Francia se pretendió
conjurar con el reforzamiento de estados
tapón en su fronteras: el reino de Cerdeña (germen de la unidad italiana) y el reino de Holanda (de creación napoleónica, al que se incorpora Bélgica hasta
su independencia en 1830).
Inglaterra
consolidó su predominio mundial conjugado con su política de aislamiento en
temas europeos, mientras Rusia se convertía en el gendarme de Europa. El sistema Metternich, diseñado por el canciller austríaco y basado en la
coincidencia de intereses de las potencias de la Santa
Alianza (la católica Austria, la luterana Prusia y la ortodoxa
Rusia, que invocaban a la Santísima Trinidad en el inicio de su documento fundacional), mantuvo el
equilibrio continental hasta 1848, mediante la convocatoria de congresos: Congreso de Aquisgrán (1818), de
Troppau(1820), de
Liubliana (1821) y de
Verona (1822); basados en el principio
de intervención para sofocar y evitar la extensión de cualquier brote
revolucionario. Inglaterra, una monarquía parlamentaria, no se sumó a la Santa
Alianza, sino a una Cuádruple
Alianza a la que posteriormente se adhirió Francia.
Apertura de espacios continentales
"vírgenes"
Aunque la era del imperialismo no llegó hasta el último cuarto del
XIX (repartos de África y de Asia), desde comienzos de siglo XIX se produjo una
presión expansiva, cuyo origen es la revolución demogáfica, sobre los espacios
continentales vírgenes de la zona boreal (el Canadá británico, el Oeste
estadounidense, el Oriente
ruso ) y austral
(Colonia del Cabo, británica
desde 1806; Australia, parte de la cual se convirtió en una colonia penitenciaria; la Patagonia argentina y chilena, la Amazonia brasileña y peruana, etc.).
La virginidad atribuida a esos espacios, a pesar de
su evidente vacío demográfico en comparación con las saturadas zonas urbanas
europeas, no era en realidad un vacío humano y cultural. Aborígenes
australianos, maoríes, patagones, fueguinos, sioux, apaches, buriatos,lapones, esquimales y toda una constelación de pueblos indígenas cuya relación con la tierra respondía a lógicas no sólo preindustriales, sino a menudo preneolíticas, fueron ignorados en cuanto habitantes y sus posibles valores
despreciados como primitivos.
En otros
contextos, sobre zonas muy pobladas cuya civilización no podía ignorarse, la presión del
Imperio austrohúngaro y del Ruso sobre los Balcanes otomanos y el inicio de la colonización
francesa de Argelia (1830) respondía a la misma lógica. La penetración
británica en la India venía ya del siglo XVIII.
Entre 1914 y 1918 se desarrolló en Europa el mayor conflicto hasta entonces conocido. Motivada por conflictos imperialistas entre las potencias europeas, la "gran guerra", como se denominó originalmente a la Primera guerra mundial, implicó a toda la población de los estados beligerantes, así como a la de sus colonias respectivas.
La causa inmediata que provocó el estallido de la primera guerra mundial fue el asesinato del archiduque de Austria-Hungría, Francisco Fernando, en Sarajevo, Servia (posterior Yugoslavia), el 28 de junio de 1914.
Austria presentó un ultimátum a Servia y el 28 de julio se declaró la guerra. El sistema de alianzas militares creado en los años previos entró entonces en funcionamiento.
Rusia ordenó la movilización de sus ejércitos contra Austria, por simpatía con sus hermanos eslavos. Alemania, aliada del imperio austro-húngaro, concentró el máximo de fuerzas disponibles para lograr rápidamente una victoria sobre Francia y permitir con ello dirigirse contra Rusia.
El plan dejó al ejército austríaco encargado de contener a los rusos en el frente oriental y dirigió la mayor parte de sus tropas contra Francia.
El ejército francés se dispuso a su vez a aplicar el contraataque centrado en el río Marne.
Planes alemanes para la ofensiva. |
Los alemanes iniciaron su ofensiva occidental con la toma de Leija el 16 de agosto de 1914. El 20 de agosto de ese año entraron en Bruselas. La defensa francesa fue arrollada, pero en septiembre, cuando la balanza parecía inclinarse del lado alemán, el ejército francés consiguió rechazar la ofensiva alemana en la primera batalla del Marne. Tras las batallas de Yser e Ypres se estabilizó un frente que iba desde el canal de la Mancha hasta Suiza.
En el frente oriental, el ejército ruso se dirigió al este de Prusia, donde derrotaron al ejército austríaco. Los generales alemanes Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff lograron sin embargo una gran victoria sobre el ejército ruso en las batallas de Tannenberg (26 de agosto de 1914) y de los lagos Masurianos (febrero de 1915). Rusia dirigió entonces una operación masiva contra Silicia, pero los resultados no fueron favorables a ninguno de los dos bandos y el frente oriental quedó también estabilizado.
El imperio Otomano (Turquía) entró en la guerra el 10 de agosto de 1914, al acoger en sus aguas territoriales a dos barcos de guerra alemanes.
En esta primera fase, la guerra en el mar se libró entre el Reino Unido y Alemania. Los británicos tenían una clara superioridad numérica en flota de superficie, mientras que Alemania dedicó su esfuerzo sobre todo a la guerra submarina. En el ataque a las islas Falkland (Reino Unido), efectuado el 8 de diciembre de 1914, los alemanes sufrieron una terrible derrota que supuso el principio del fin de sus operaciones en alta mar. Inició entonces el Segundo Reich alemán una campaña de bloqueo comercial submarino que conmovió a la opinión mundial cuando, el 7 de mayo de 1915, fue hundido el trasatlántico británico "Lusitania", con dos mil pasajeros a bordo.
En esta primera fase, la guerra en el mar se libró entre el Reino Unido y Alemania. Los británicos tenían una clara superioridad numérica en flota de superficie, mientras que Alemania dedicó su esfuerzo sobre todo a la guerra submarina. En el ataque a las islas Falkland (Reino Unido), efectuado el 8 de diciembre de 1914, los alemanes sufrieron una terrible derrota que supuso el principio del fin de sus operaciones en alta mar. Inició entonces el Segundo Reich alemán una campaña de bloqueo comercial submarino que conmovió a la opinión mundial cuando, el 7 de mayo de 1915, fue hundido el trasatlántico británico "Lusitania", con dos mil pasajeros a bordo.
Los años de igualdad de fuerzas
Igualdad de fuerzas estabilizó los frentes. |
A comienzos de 1915, los rusos, amenazados por los turcos en el Cáucaso, pidieron a los británicos una acción rápida contra Turquía. En el Reino Unido, y poco después en Francia, se aprobó el plan de ataque de Winston Churchill. En febrero, una expedición naval tomó las fortalezas situadas en la entrada de los Dardanelos. Sin embargo, los turcos resistieron en el interior, con lo que también aquí se estabilizó el frente.
Los alemanes se mantuvieron en general a la defensiva en el frente occidental y concentraron sus esfuerzos contra los rusos, a quienes derrotaron rompiendo su frente y obligándolos a retirarse en una línea que iba desde el mar Báltico hasta Chernovtsi, en la frontera rumana.
En 1915, Italia declaró la guerra a Austria. El avance italiano hacia el este pronto fue detenido, lo que supuso el inicio de unaguerra de trincheras en torno al río Isonzo. En septiembre, los imperios centrales firmaron un tratado con Bulgaria y ocuparon Servia.
Batallas en terrenos que ninguno dominaba. |
Durante el invierno de 1915 y 1916, Alemania dirigió su acción contra Francia en una ofensiva que se inició el 21 de febrero de 1916 en Verdún, cuya defensa fue confiada al general francés Philippe Pétain. Pero la ofensiva de los aliados en el Somme distrajo la atención de los alemanes, que perdieron así su gran oportunidad.
En el verano de 1916 tuvo también lugar la confrontación entre la flota alemana y la británica en la batalla naval de Jutlandia, en el mar del Norte, que ambos contendientes consideraron como una victoria.
En el frente oriental, en 1916, los rusos iniciaron una importante operación de ataque que tuvo como resultado indirecto la entrada de Rumania en la guerra a favor de los aliados. De enero a mayo de 1917, la estrategia aliada en el frente occidental consistía en que el ejército británico hiciese ataques preparatorios, reservándose a los franceses una ofensiva mayor en la región de Champagne.
Sólo desolación y muerte. |
El hundimiento de tres barcos mercantes estadounidenses por los submarinos alemanes provocó la declaración de guerra de los Estados Unidos a Alemania el 6 de abril de 1917.
En el frente oriental, la revolución rusa supuso un respiro para los imperios centrales. El armisticio firmado en Brest-Litovsk el 15 de diciembre de 1917 benefició a Alemania, que quería la paz en el este para transferir tropas al frente occidental, así como al partido bolchevique ruso, que la deseaba para consolidar su régimen.
En el frente occidental, los británicos iniciaron de junio a diciembre de 1917 una ofensiva en Flandes que se cerró con una operación de gran significado para el futuro: la batalla de Cambrai, donde se utilizaron por primera vez carros de combate.
Entre mayo de 1917 y septiembre de 1918 se iniciaron movimientos de paz por parte del emperador austríaco Carlos I y del papa Benedicto XV. Durante 1918, el presidente Woodrow Wilson formuló sus famosos "catorce puntos", donde definía las bases de la paz, indicando soluciones para los problemas originados por la guerra.
Término del conflicto
La aviación inicia su despegue bélico. |
En el frente occidental, de marzo a septiembre de 1918, el mayor problema de los aliados era cómo defenderse de una inminente ofensiva alemana antes de la llegada de refuerzos de los Estados Unidos. Alemania decidió atacar, aprovechando la ventaja derivada de la transferencia de tropas del frente oriental. Lanzó una serie de ofensivas que culminaron en la segunda batalla del Marne, pero los aliados recuperaron la iniciativa con la llegada de fuerzas estadounidenses. Los germanos se convencieron de la necesidad urgente de la paz negociada. En todos los demás frentes, los aliados iniciaron ofensivas que contribuyeron a minar las fuerzas alemanas y austro-húngaras. En Italia, las fuerzas austríacas se amotinaron a fines de octubre de 1918, y el alto mando ordenó la retirada general.
El imperio austro-húngaro comenzó a desmoronarse. Sus diversas nacionalidades (eslavos del sur, checos y polacos) proclamaron la independencia, con lo que los territorios de Austria y Hungría quedaron muy mermados. La ofensiva final en el frente occidental consistió por parte de los aliados en ataques convergentes contra las posiciones alemanas al oeste de la línea que iba de Ypres a Verdún. El 3 de octubre de 1918, el canciller alemán, el príncipe Maximiliano de Badén, envió una nota a Wilson en la que pedía el armisticio y el establecimiento de negociaciones de paz. El 27 de octubre, Alemania consintió en aceptar las condiciones de Wilson para la tregua.
El 9 de noviembre, Guillermo II renunció al poder al tiempo que se producía en Alemania una revolución proletaria que sería finalmente sofocada por grupos contrarrevolucionarios y militares. En Europa comenzaron los preparativos para la conferencia de paz de Versalles.
Consecuencias
Diez millones de muertos. |
La guerra mundial había causado cerca de diez millones de muertos y varios millones más de heridos, en su mayoría jóvenes, principalmente de Rusia, Alemania, Francia y el Reino Unido. Las pérdidas materiales fueron también cuantiosas en los países beligerantes.
Por otra parte, la contienda había generado un intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra: por primera vez participaron de forma activa en el combate los fusiles de repetición, las ametralladoras, los gases asfixiantes, los tanques, los dirigibles y los aviones, y también por primera vez se practicaron la guerra de posiciones y los bombardeos de ciudades. La exacerbación del patriotismo y la movilización de la sociedad civil fueron otras novedades de la primera guerra mundial.
segunda guerra mundial
Causa principal La ambición de Adolf Hitler (Alemania), Benito Mussolini (Italia) e Hirohito (Japón) por el predominio económico y político del planeta, arrebatándoles sus colonias y semicolonias a las potencias aliadas.
Antecedentes inmediatos En 1933, el dictador nazi Adolfo Hitler llegó al poder en Alemania y poco después empezó a violar el Tratado de Versalles de 1919. Reactivó su industria militar, reorganizó sus fuerzas armadas y se anexó Austria. Entre 1938 invadió Checoslovaquia. Mientras tanto Italia invadió y conquistó Albania.
Hechos principales de la Segunda Guerra Mundial El 1 de setiembre de 1939 Alemania invadió Polonia, provocando así que Inglaterra y Francia le declaren la guerra. En los meses siguientes Alemania invadió Dinamarca, Noruega, Bélgica y Holanda. En junio de 1940 cayó París, la capital de Francia. En agosto del mismo año la aviación alemana bombardeó Londres sin misericordia, pero no lograron la rendición de Inglaterra.
Alentado por los avances alemanes, el dictador italiano Benito Mussolini envió tropas a invadir Grecia y Egipto, pero fueron derrotadas. Esto obligó a Hitler a enviar ayuda para controlar los Balcanes y el norte de África. Estas fuerzas fueron vencidas por los aliados en la Batalla de El Alameín (julio de 1942) y huyeron a Italia, donde también fueron derrotados.
En junio de 1941, Hitler ordenó la invasión a la Unión Soviética. Sus fuerzas avanzaron hacia Moscú, pero estando muy cerca tuvieron que retroceder por el contraataque ruso y la llegada del invierno. Finalmente fueron aplastados por los soviéticos en la gran Batalla de Stalingrado (junio de 1942 – febrero de 1943). Mientras tanto los nazis aplicaban una política de exterminio contra los judíos (Solución final) en crueles campos de concentración como el de Auschwitz (Polonia).
En el Océano Pacífico los japoneses realizaron el bombardeo de Pearl Harbor en diciembre de 1941, provocando el ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. La ofensiva japonesa la llevó a conquistar China, el Sudeste Asiático y casi todas las islas del Pacífico. Pero a partir de la victoria estadounidense en el Batalla de Midway (junio de 1942) los japoneses empezaron a perder posiciones.
Antecedentes inmediatos En 1933, el dictador nazi Adolfo Hitler llegó al poder en Alemania y poco después empezó a violar el Tratado de Versalles de 1919. Reactivó su industria militar, reorganizó sus fuerzas armadas y se anexó Austria. Entre 1938 invadió Checoslovaquia. Mientras tanto Italia invadió y conquistó Albania.
Hechos principales de la Segunda Guerra Mundial El 1 de setiembre de 1939 Alemania invadió Polonia, provocando así que Inglaterra y Francia le declaren la guerra. En los meses siguientes Alemania invadió Dinamarca, Noruega, Bélgica y Holanda. En junio de 1940 cayó París, la capital de Francia. En agosto del mismo año la aviación alemana bombardeó Londres sin misericordia, pero no lograron la rendición de Inglaterra.
Alentado por los avances alemanes, el dictador italiano Benito Mussolini envió tropas a invadir Grecia y Egipto, pero fueron derrotadas. Esto obligó a Hitler a enviar ayuda para controlar los Balcanes y el norte de África. Estas fuerzas fueron vencidas por los aliados en la Batalla de El Alameín (julio de 1942) y huyeron a Italia, donde también fueron derrotados.
En junio de 1941, Hitler ordenó la invasión a la Unión Soviética. Sus fuerzas avanzaron hacia Moscú, pero estando muy cerca tuvieron que retroceder por el contraataque ruso y la llegada del invierno. Finalmente fueron aplastados por los soviéticos en la gran Batalla de Stalingrado (junio de 1942 – febrero de 1943). Mientras tanto los nazis aplicaban una política de exterminio contra los judíos (Solución final) en crueles campos de concentración como el de Auschwitz (Polonia).
En el Océano Pacífico los japoneses realizaron el bombardeo de Pearl Harbor en diciembre de 1941, provocando el ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. La ofensiva japonesa la llevó a conquistar China, el Sudeste Asiático y casi todas las islas del Pacífico. Pero a partir de la victoria estadounidense en el Batalla de Midway (junio de 1942) los japoneses empezaron a perder posiciones.
Rendición de Alemania y Japón
En junio de 1944 los aliados iniciaron una gran contraofensiva con elDesembarco de Normandía, obligando a los alemanes a replegarse hacia su país. En agosto fue liberada París y en febrero de 1945 todo Francia quedó libre de alemanes. Los aliados invadieron Alemania en marzo, pero los soviéticos llegaron primero a Berlín (25 de abril de 1945). Hitler se suicidó el 30 de abril. El 9 de mayo de 1945 el mariscal alemán Wilhelm Keitel firmó la rendición de su país en Berlín.
En junio de 1944 los aliados iniciaron una gran contraofensiva con elDesembarco de Normandía, obligando a los alemanes a replegarse hacia su país. En agosto fue liberada París y en febrero de 1945 todo Francia quedó libre de alemanes. Los aliados invadieron Alemania en marzo, pero los soviéticos llegaron primero a Berlín (25 de abril de 1945). Hitler se suicidó el 30 de abril. El 9 de mayo de 1945 el mariscal alemán Wilhelm Keitel firmó la rendición de su país en Berlín.
El 6 y 9 de agosto Estados Unidos arrojó bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, lo que aceleró la rendición del emperador Hirohito el 2 de setiembre de 1945.
para dar finalizacion se puede deducir que la edad contemporánea en la actualidad es nuestro mundo.
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